Han pasado ya más de 25 años desde que empezó mi andadura como psicóloga. Parece imposible tanto tiempo, pero es así, comenzó en 1991 cuando entro a hacer prácticas en una clínica de psiquiatría y psicología de Madrid.
Aquella fue una experiencia muy enriquecedora que, sin duda, fue mi segunda universidad. Tantísimos pacientes que pasaron por allí. La oportunidad de conocer y trabajar con todo tipo de condiciones, problemas y patologías. Tantos especialistas trabajando juntos, psiquiatras, psicólogos, logopedas y pedagogos. Aquellas sesiones clínicas de los viernes, algunas interminables, pero… ¡cuánto se aprendía!; cada uno aportando su opinión sobre cada paciente desde su formación, orientación y experiencia, en un ambiente de respeto, compañerismo y colaboración extraordinario.
Y la vuelta a mi tierra, Galicia, algo que nunca imaginé después de 25 años viviendo en Madrid. Regreso cargada de conocimientos, de experiencia, de ganas de empezar una nueva andadura, de ir haciendo crecer lo que en principio era un pequeño proyecto personal hasta lo que ahora es Clínica Valdivia, un equipo de profesionales a los que ahora me toca guiar a mí, contribuyendo a preparar una nueva generación para el relevo. Deseando transmitir todo lo que he aprendido a lo largo de los años, y por encima de todo el respeto profundo por la diversidad humana, la sensibilidad hacia el sufrimiento, la honestidad y la aceptación incondicional.
Por otros 25 años tan fabulosos como estos
Un recuerdo muy especial a todos aquellos que han pasado por mi consulta. Nombres, rostros e historias que no olvido, personas con circunstancias que me han llegado al alma. Vidas distintas, realidades inimaginables, anécdotas sorprendentes, hechos trágicos, esfuerzos compartidos, despedidas cargadas de agradecimiento, reencuentros cálidos, noticias de recorridos vitales de aquellos que en un momento dado no veían el sentido a seguir. ¡Cuánto he aprendido de todos ellos! Gracias por liberarme de prejuicios, por haberme ayudado a desarrollar un respeto profundo hacia lo diferente, por permitirme acompañaros en el camino de la aceptación de lo inesperado y por mostrarme vuestra capacidad para sobreponerse a las circunstancias más adversas y seguir avanzando.